viernes, abril 19, 2024

George Floyd, la chispa que prendió…

El abuso policial prendió la mecha, pero la dinamita ya estaba colocada…

Hace 29 años, cuando no había redes sociales ni internet, una cámara furtiva captó la golpiza que policías de Los Ángeles propinaron al taxista afroamericano Rodney King.

Las imágenes dieron la vuelta al mundo. No había redes ni internet en los teléfonos. El hecho se convirtió en el mejor ejemplo de la máxima de Marshall McLuhan, el profeta de la web como la nueva Alejandría de nuestra era. “El medio es el mensaje”.

La cámara de un vecino fue la extensión de los ojos de millones. Un año después, el resultado del juicio, favorable a los policías, dejó cinco días de radicales disturbios en el sur de Los Ángeles.

Como King, casi tres décadas después, el caso de George Floyd en Minneapolis fue captado por la cámara de un teléfono inteligente.

Ese pequeño lente, conectado a un procesador que distribuye en segundos el contenido a otros dispositivos con aplicaciones, fue la herramienta que mostró cómo el abuso policial y el racismo están intactos.

La brutalidad oficial como otra gota que derrama un vaso lleno de desesperación, desigualdad, pobreza, incertidumbre y pandemia, que tiene al mundo saliendo del más gran confinamiento de la historia. Y, para algunos, el ocaso del Imperio.

A raíz de la muerte Floyd, The Times compiló casos de muertes a manos de la policía en el condado de Los Ángeles.

Hicieron el mapa y repositorio de datos. Desde el 2000 están registrados casi 900 asesinatos por parte de la policía local y que los forenses calificaron como homicidio.

Casi todos hombres, casi el 80 por ciento negros o latinos; más del 98 por ciento asesinados a tiros.

Solo dos oficiales han sido acusados como resultado de disparar a un civil mientras estaba de servicio. (L.A. police killings: Tracking homicides in Los Angeles County since 2000) https://www.latimes.com/projects/los-angeles-police-killings-database/

La ilustración de este texto busca reflejar que el abuso policíaco en Minneapolis no fue el principal motivo de las protestas en Estados Unidos.

El trágico episodio, en medio de la pandemia, fue solamente la chispa que prendió a un país que, todo indica, perdió la brújula.

Los ingredientes estaban dados para que la población saliera a manifestarse. Las redes sociales terminaron por alinear el descontento y vimos en acción las más nítidas escenas de la llamada “Aldea Global”.

1. Una pandemia mal manejada por el gobierno de Donald Trump, convirtiendo a Estados Unidos en el país con más casos y decesos.

2. Desempleo y pobreza, ahora con cifras acumuladas, y que llegan hasta el 14.7 por ciento, o bien entre 16 y 23 millones de norteamericanos que no encuentran una fuente de ingresos. Hoy se pueden ver a más personas en situación de calle como nunca en la historia de EE.UU, familias enteras sin techo, viviendo en sus carros ante los altos costos de una renta.

3. El racismo alentado por su presidente, junto al que ya existía en los corazones de las personas blancas de Norteamérica.

4. Una lucha descarnizada por la Presidencia. En noviembre de este año, los dos principales bandos pretenden hacerse del poder y por ello están usando todas las armas que poseen y que les pueda dar el triunfo. Armas que van desde el Obamagate y el caso García Luna o la exhibición del mal manejo de la pandemia.

5. Una fuerza policíaca entrenada para atemorizar a sus ciudadanos, con antecedentes de haber sido parte de pandillas; corrupción y tráfico de drogas. La policía estadunidense, no sólo es una institución corrupta y podrida desde sus entrañas, también educada para que la población se arrodille y piense más de dos veces para asesinar a un policía.

6. Una sociedad desintegrada, mal atendida. Los Estados Unidos han sido históricamente un gobierno que suele dañar a su juventud ofreciéndoles exceso de distractores y abusos, pero poco acceso a la educación y atenciones.

No es difícil encender protestas en un país donde los jóvenes no poseen alternativas, donde los afroamericanos han sufrido de segregación y racismo. Hoy, en pleno Siglo XXI, la gente prefiere morir en casa a ir al hospital para atenderse de Covid-19 debido a los altos costos de la atención médica (o sea, un sistema de seguridad social accesible sólo para quienes pueden pagarla) y donde la clase blanca de hoy se encuentra sumida en las drogas y sin deseos de reintegración familiar.

En fin, la muestra de la decadencia de un Imperio que lucha por rehacerse…