jueves, abril 18, 2024

La propuesta estadounidense sobre la “Ley Antinarco” y la soberanía de México

Por Andrés Peralta Vargas

Derivado de los lamentables hechos violentos suscitados en Matamoros, Tamaulipas, donde las víctimas fueron ciudadanos estadounidenses, diversos Congresistas Republicanos de Estados Unidos, retomaron el tema de la “Ley Antinarco”, cuyo objetivo principal es llevar a cabo acciones militares en territorio mexicano, para combatir a los grupos de delincuencia organizada que operan en nuestro país; recordemos que hace unos meses 21 Fiscales Generales de diversos Estados enviaron una carta al Presidente Joe Biden, con el firme objetivo de declarar como “grupos terroristas” a los cárteles mexicanos.

Pues bien, desde un punto de vista internacional, por terrorismo se entiende una secuencia de actos de violencia, debidamente planificados y altamente mediatizados, que toma deliberadamente como blanco a objetivos no militares con el fin de crear un clima de miedo e inseguridad, impresionar a la población e influir en los políticos locales, con la intención de modificar los procesos de toma de decisiones (ceder, negociar, pagar, reprimir) y satisfacer ciertos objetivos (políticos, económicos o criminales) previamente definidos.

Debemos recordar que existen 3 tipos de terrorismo: subersivo (emplea la violencia y el terror para provocar la desestabilización política del régimen gobernante), represivo (Atenta contra todo grupo político o social que sea crítico con el gobierno) e ideológico que se subdivide en dos: nacionalista y religioso (pretende la imposición de un determinado sistema de creencias y valores al conjunto de la sociedad).
Ahora bien, a nivel local el tipo penal de terrorismo se contempla en el artículo 139 del Código Penal Federal, el cual dispone que quien con uso de violencia realice actos en contra de bienes o servicios, ya sea públicos o privados, o bien, en contra de la integridad física, emocional, o la vida de personal, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional (bien jurídico tutelado) o presionar a la autoridad o a un particular, u obligar a éste para que tome una determinación.
¿Es lo mismo “grupo terrorista” que “delincuencia organizada” ?
La Ley Federal Contra la Delincuencia Organizada, en su artículo segundo, señala que la (D.O.), se configura cuando tres o más personas se organicen de hecho para realizar, en forma permanente o reiterada, conductas que por sí o unidas a otras, tienen como fin o resultado cometer alguno o algunos de los delitos tales como: terrorismo, financiamiento al terrorismo, acopio y tráfico de armas, tráfico de personas, tráfico de órganos, corrupción de personas menores de dieciocho años de edad, delitos en materia de trata de personas, entre otros; asimismo, la Organizacíon de las Naciones Unidas (ONU), al crear la Convención de las Naciones Unidas Contra la Delincuencia Organizada Trasnacional, le dio un concepto similar a los grupos delictivos organizados.
En consecuencia, advertimos que los cárteles a los que algunos Congresistas Republicanos señalan como “ grupos terroristas”, no reunen las características de aquellos dedicados al terrorismo, ya que un cártel de la droga, no busca presionar con sus actos, al grupo de poder político en turno para cambiar el curso del ejercicio de gobierno, ni reprime a quienes estan en desacuerdo con el gobernante y menos se tratan de actos de carácter ideológico. Lo anterior, puede llevarnos a concluir que, en realidad con ese tipo de mensajes políticos, se trata de reforzar el pensamiento colonial de que Estados Unidos puede “poner orden” en México, y ceder la soberanía nacional y libertades individuales de nuestro país, a cambio de una supuesta protección y seguridad proporcionada por otro país.
No se debe olvidar, que todas estas propuestas políticas, tienen como núcleo esencial, una propaganda política específica, ya que en breve comenzará la disputa presidencial en Estados Unidos (2024), y esas propuestas son insumos valiosos para ciertos actores políticos estadounidenses, ya que se genera un mensaje en el inconsciente colectivo de la población, de que el Gobierno Norteamericano, enfrenta con eficacia a los cárteles mexicanos, sin embargo, el problema de fondo queda sin ser atendido: tráfico de drogas y distribución de armas.