sábado, noviembre 23, 2024

Opinión

Prohibido zigzaguear, eso significa no titubear

Ricardo Peralta Saucedo

La derecha, como uno de muchos depredadores políticos, está al acecho de los errores que se puedan cometer y de las coyunturas naturales donde se les dé espacios para denostar, fantasear, calumniar y difamar cualquier acción de gobierno como un ataque sistemático para generar desgaste, sólo con intenciones electorales.

Prohibido irse al centro, el coqueteo con la oligarquía es eso, una cosa es gobernar para todos, legislar en favor de la inversión, la recaudación y la agilización para fomentar el desarrollo, y otra muy distinta ser socio accionista de las empresas e industrias en un flagrante conflicto de intereses, eso es administrativa y penalmente sancionable.

Las clases medias y otros sectores no necesariamente representan al movimiento popular de millones de mexicanos que en mayoría han definido apoyar al presidente López Obrador y a la Cuarta Transformación. Ni son todos ni representan un grado de influencia política o un porcentaje que ponga en riesgo elección alguna. No hay medias tintas, así como en la Asamblea Nacional Constituyente francesa de finales del siglo XVIII, donde se definió por primera vez quiénes eran los liberales y quiénes los conservadores, es decir, la izquierda y la derecha son dos ideologías opuestas que no pueden cohabitar por tener identidades y objetivos totalmente antagónicos.

El mensaje del presidente López Obrador quedó sumamente claro, los coqueteos con la prensa corrupta es una forma de prostitución, lo mismo sucede al besuquearse con quienes han financiado a grupos opositores a la Cuarta Transformación.

Privilegio viene del latín privilegium, que está compuesta de “privus” (de uno mismo) y “legalis” (la ley); en otras palabras, un privilegio es un beneficio otorgado por ley a un individuo o grupo en particular, es decir, que están por encima de la ley. No se debe permitir que quien gobierne otorgue privilegios para ninguna élite. Pero sí se requiere a alguien absolutamente convencido de la filosofía de la Cuarta Transformación; gran coincidencia ocurrió en 1940 cuando Lázaro Cárdenas definió que su sucesor fuera Manuel Ávila Camacho y no Francisco Múgica, desde la óptica de muchos historiadores, la presencia de Múgica hubiera traído riesgos de invasión por parte de Estados Unidos, además de que había un candidato de derecha verdaderamente poderoso apoyado por el Ejército, Juan Andreu Almazán.

Las condiciones son diferentes, no existe visiblemente ningún perfil de oposición que tenga la mínima posibilidad de ganar frente a ningún candidato que en su momento proponga Morena, pero es una realidad que el único que puede representar la Cuarta Transformación y darle certeza y continuidad al movimiento más allá de 2030 es Adán Augusto López Hernández; es auténtica y evidente su definición de izquierda y es el único que ha demostrado, con hechos, el enorme poder de convocatoria, de conciliación y negociación que le hacen ser el candidato de la unanimidad, dicho así en cada vez más amplios espectros de la vida pública de México.

Zigzaguear no es posible en un país de definiciones donde se es patriota o entreguista, donde se mantiene un señorío o se es una estrella de las redes sociales; donde existe agenda política nacional o donde se exponen políticas públicas de buena voluntad.

El zigzagueo es también una ausencia evidente de ubicuidad y de entender a México desde fuera de la realidad.

Adán Augusto López Hernández tiene claro el rumbo para continuar la transformación con cambio, certeza y gran futuro para todos.