Golpe en Guatemala
Por Jessica Woolrich
Nuestro vecino del sur, Guatemala, es un país que no es ajeno a los golpes de estado, y cada determinado tiempo experimenta algún movimiento social o político, que pone en riesgo su democracia.
El de la CIA de 1954 donde fue derrocado Jacobo Arbenz, el de 1982 dado por Ríos Montt, el “golpe de estado técnico”, del 2018, y hoy al parecer la posibilidad de un nuevo golpe, complica la estabilidad política de dicha nación.
Y es que el recién elegido presidente, Bernardo Arévalo, este viernes, acaba de declarar que un grupo de funcionarios y políticos, están gestando un golpe de estado, para evitar su llegada al poder, que está prevista para el próximo 14 de enero, según lo expresado por el representante del polémico partido, Movimiento Semilla.
Dichos políticos, lideradas por la fiscal general Consuelo Porras y por la Junta Directiva del Congreso, han iniciado una serie de movimientos y estrategias cuyo objetivo es romper el orden constitucional y deshabilitar al partido del presidente electo, el cual se encuentra en medio de una polémica investigación en la que se busca determinar si se utilizaron o no firmas falsas para su registro, lo cual de comprobarse podría complicar las cosas para Arévalo, quien aparentemente por sus declaraciones, está adelantándose al momento y preparando el terreno ante un escenario adverso.
Mientras sus declaraciones han levantado una enorme polémica, el pueblo solamente exige que su clase política encuentre la manera para dar soluciones que no afecten la estabilidad que tantos años les ha costado lograr, ya que si bien Guatemala sigue sin lograr una verdadera calma política, hoy por hoy la situación es mucho mejor que aquellos pasajes de su historia en donde las revueltas, las dictaduras y la violencia, han dañado a una nación que hoy más que nunca se encuentra anhelante de políticos serios que vean por el pueblo y no por sus propios intereses, por lo que habrá que estar atentos a lo que acontece, para saber si aquello que ansían, es tan solo un sueño o se convierte en una realidad.
