martes, abril 30, 2024

Opinión

El reto por la CDMX

Ricardo Peralta Saucedo

Somos más de 20 millones de personas y más de 45 los que en su totalidad vivimos en la Ciudad de México y la Megalópolis. Cada día que pasa nos alcanza el destino, el reto por el desarrollo económico, el uso de tecnologías limpias, la movilidad sustentable, la seguridad pública, el agua potable y todos los servicios urbanos, son los muchos temas que, como capital del país, la zona más poblada de México, tienen que ejecutarse en un gran plan con miras al 2050.

Así es, en poco más de 25 años las grandes ciudades ocuparán 3% de la superficie de nuestro planeta y más de 80% de la energía será consumida irremediablemente en ellas, las energías tradicionales tendrán un colapso que nos forzará a una transformación inevitable, conocida como transición energética.

Nuestra Ciudad de México, hoy más que nunca, requiere de la voluntad de la sociedad entera, de los grandes colectivos que tengan visión para prevenir una catástrofe que nos incluye a todos, no importa el estatus económico, la ideología política, el credo religioso ni la educación que tengamos. Hoy es momento de construir el futuro que vivirán nuestros hoy jóvenes compañeros e hijos, y modificar el discurso de la recuperación electoral territorial por el de salvar a una ciudad que es el centro político, cultural y económico de México.

La grandeza de la CDMX radica en que es y ha sido el santuario nacional de la migración doméstica que, por motivos laborales, de seguridad, de oferta académica y educativa, así como de derechos y libertades, ha sido punta de lanza y ejemplo continental de fraternidad y solidaridad en casos de desastres naturales. Desde la invasión colonial hasta nuestros días, la gran México-Tenochtitlan ha resistido una y otra vez.

El desarrollo de los derechos humanos debe ser la columna vertebral de todo proceso de oferta política, eso incluye la justicia social, la atención universal a la salud y la educación, así como la integración de los apoyos sociales a toda la población más vulnerable, hacer de la economía circular parte de nuestra genética nacional.

En ese sentido, la movilidad debe ser considerada como parte de un derecho social y constitucional para garantizar la calidad de vida. El control de la gentrificación está íntimamente ligado a estos conceptos, pues el hacinamiento de la colectividad estrangula las oportunidades para la creciente población.

Aunque la inversión en infraestructura urbana y la cobertura del internet se han potenciado en los últimos años, la tasa de crecimiento poblacional otra vez rebasaría la oferta que hoy se tiene en muy pocos años por venir.

El deterioro del tejido social impacta con la ausencia de oportunidades para las generaciones venideras y, aunque la desigualdad ha disminuido, hay generaciones que hoy tienen como cultura “el estado de la inmediatez” y ven con recelo, hasta patológico, su futuro personal. Por ello la enorme importancia de integrar cada vez más a jóvenes a la vida política y a la cultura democrática para hacerlos partícipes de las tomas de decisiones que a la vez los haga responsables de esas políticas públicas que les afectará principalmente a ellos en ese modelo de ciudad.

El futuro de la CDMX debe ser contemplado de forma colectiva, en una amplia convocatoria para construir el mejor escenario donde todas y todos estemos incluidos, un proyecto donde nos una la patria y nos nutra la pluralidad.