**Por Alberto Woolrich
Los sentimientos de nuestro México al haber sido lastimados por tantos engaños, promesas incumplidas, arengas repetitivas; las más de las veces expresadas por jilgueros políticos que sólo andan en busca del voto popular para enriquecerse a costa del erario público, están causando ira en un cierto sector de la sociedad y, cuando éstos sentimientos empiezan a aflorar por falta de seguridad, justicia, probidad en los gobernantes, corrupción, falta de conocimiento en los proyectos de Nación; puedan disparar el recuerdo de un México bronco, que atravesó en el ayer por situaciones similares.
La habladuría contenida en todas las campañas electorales y expresada por políticos de todos los partidos, sólo contiene una verborrea de ataques y nuevas promesas, sólo son discursos que se han desprendido o bien, para enriquecerse o bien para seguir incumpliendo, quedándose sólo en palabras de poca inteligencia y más palabras para seguir prometiendo lo que no van a cumplir.
En cierta medida esto es inevitable para nuestro querido México, ya que ningún político cuenta con una comprensión cabal de todos los problemas que afrentan a nuestra Nación.
Las peroratas, predicas, enseñanzas, acusaciones y sermones que se expresan desde cualquier templete o tribuna -incluyendo la mañanera- se encuentran sólo en niveles superficiales, dado que la nula capacidad de esos políticos ineficaces no les permite llegar a niveles más profundos.
Resulta tan fácil para esos mediocres políticos en campaña electoral decir que van a defender al pueblo. Claro eso es el verbo cuando pretenden seguir usándolo, manipulándolo o abusando de él. Es tan fácil para ellos afirmar que se van a consagrar y sacrificar por el bien de México, es tan sencillo que aseguren que van a correr en la ayuda de la Nación y acicalando al votante para obtener su sufragio. “Tienes derechos”, expresan con impostura y esos derechos “te están siendo violados”. Yo te “defiendo”, sin sentirme culpable por “engañarte”, para con ello enriquecerme.
Las peroratas de todos los actores de los diversos partidos políticos se convierten en cámaras de resonancia, donde el pueblo las escucha una y otra vez, mismas promesas, mismo tono, diferente sonsonete, etc.
Esos discursos de campaña electoral en vez de facilitar la obtención de justicia, sólo versan en la esperanza de encontrar el acceso a ella, y la comprensión de un México mejor nuevamente se torna nebulosa.
México ya aprendió a conocer a los bribones, ahora su voto será meditado para impedir que ellos den continuidad al inmundo poder de la corrupción y narco-política.
Es cuanto
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho
Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C..