Por Araceli Olivares
Tomás Zerón de Lucio, ex director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), ha admitido amenazar a Felipe Rodríguez Salgado, alias “El Cepillo”, presunto sicario del grupo criminal Guerreros Unidos. Sin embargo, niega haberlo torturado. Zerón buscaba información sobre el paradero de los 43 estudiantes de Ayotzinapa que desaparecieron en septiembre de 2014.
En una entrevista con la BBC News, Zerón declaró: “Se ve que yo lo amenace, ok, pero nunca lo torture. Yo era el jefe de la Agencia de Investigación Criminal, yo no tenía necesidad de torturar a nadie”.
Zerón, quien actualmente reside en Israel y enfrenta varias órdenes de arresto en México, incluyendo una por tortura, describió cómo la entonces Procuraduría General de la República (PGR) se involucró en el caso y cómo se enteró de que los estudiantes supuestamente habían sido asesinados, incinerados y sus restos arrojados al Río San Juan en Cocula.
El ex funcionario relató que el entonces titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, le informó que se harían cargo del caso que estaba siendo manejado por las autoridades de Guerrero. Zerón explicó que en ese momento se desplegaron más de 10,000 efectivos del Gobierno Federal para colaborar en la investigación.
Zerón también señaló que la PGR estaba consciente de la prevalencia de la impunidad en Guerrero, especialmente en Iguala, antes de la desaparición de los estudiantes. Según Zerón, las primeras detenciones en relación con el caso fueron policías municipales y criminales que describieron lo que había sucedido con los estudiantes.
El ex director asegura que todas las diligencias realizadas en el basurero de Cocula y en el Río San Juan se llevaron a cabo de acuerdo con la ley. “El día 27 de octubre (2014), 27 por la mañana, volamos de la Ciudad de México hacia Cocula. Nos traslada en unos vehículos de las Marina hacia el basurero. El almirante de Marina que estaba a cargo de Cocula, él me dice que hay 43 cuerpos en el lugar”, explicó Zerón.
El ex funcionario concluyó afirmando que su objetivo era llegar primero al basurero, pero al sobrevolar el río, el detenido les indicó dónde habían arrojado las bolsas con los restos de los estudiantes.